Cuando el cielo no está despejado.

No es que el día sea muy soleado pero, eso es solo ahí fuera. Estoy sola en casa. Cojo mi iPod; subo el volumen al máximo mientras me recojo el pelo. Decido centrarme en mi habitación. Ya está algo estropeada. Busco todos los productos de mamá y vivo al máximo dos horas de profunda limpieza llena de música. No parece tan aburrido así. Es el poder de la música.
No me gusta la soledad por la noche y menos un día lluvioso. Pero el hecho de que llueva no significa que el día de hoy vaya a ser aburrido.

Hace tiempo que no salgo. Cojo mi chaqueta que tanto me gusta. Llueve. Salgo sin paraguas. La lluvia recorre mi cuerpo hasta mojarme completamente. Es una sensación distinta. Estamos tan acostumbrados a evitar acciones que nos provoquen algún daño. Pero si pillo un resfriado, total, tampoco me importa.

La ropa me pesa y me dirijo hacia la parte antigua de la ciudad. No hay nadie en la calle. Solo yo; hasta que encuentro un pobre perro debajo de un coche helado. Lo cojo, lo tapo con mi chaqueta mojada (algo ilógico) y decido volver a casa.
No se que pensará mamá de haber traído un perro de calle así porque si, pero la verdad, no me importa.
Vuelvo a casa, seco al perro y ya es completamente de noche. Le ofrezco algo de comida y finalmente me tumbo en el sofá. No me doy cuenta pero me quedo dormida por completo.
Se escucha un ruido, abro los ojos pero algo me presiona. No puedo respirar. Pierdo la visión.

Cuando me despierto me encuentro en la nada, en un descampado y junto ami el perro al que encontré. Lo preocupante es que estoy atada, no puedo moverme y, bueno, tengo mucho miedo.
Veo una sombra dirigirse hacia mí y entonces, noto una puñalada por la espalda. Algo punzante.
Sangro, mucho, un gran charco de sangre sale de mí. Me quedo inconsciente.

No se cuanto tiempo llevaba en coma, pero, cuando despierto, estoy en un hospital. Le pregunto a la doctora que entra a revisar mi estado. Llevaba 3 meses durmiendo. Me atacaron por dejarme la puerta de casa abierta y, estoy viva porque un perro (según cuenta ella) atacó al secuestrador y empezó a ladrar para que alguien lo escuchara. Mamá y papá entran a darme un abrazo. Se les ve muy felices.

Y yo, bueno, yo solo estaba dando una vuelta bajo la lluvia.

Unknown

No hay comentarios:

Publicar un comentario